Seguro que conocéis la manteca de karité, puesto que forma parte de la formulación de numerosos cosméticos, ya sean cremas, jabones, protectores labiales, productos para el cuidado del cabello,…
La podéis encontrar fácilmente en estado puro. La manteca de karité se vende envasada en tarros o directamente en pastillas. La característica más importante de la manteca de karité es que es un potente regenerador celular.
El karité es un árbol que crece en las zonas arbóreas de la sabana africana. Su nombre significa árbol de la mantequilla. Algunos ejemplares de árbol de karité pueden llegar a medir hasta 15 m de altura. La manteca de karité es un producto que se elabora a partir de los frutos de este.
Usos y aplicaciones de la manteca de karité
La manteca de karité, debido a su eficacia como regenerador, va muy bien para alisar arrugas, y para reestructurar la piel, así como prevenir la aparición de las temidas estrías. También goza de propiedades nutritivas e hidratantes. Además, actúa como barrera protectora de la piel en épocas de frío, reestructura la piel de los posibles efectos producidos por el sol. Son reconocidas sus propiedades calmantes ante los eritemas solares.
La manteca de karité pura es un eficaz remedio exprés para aquellas pieles que han quedado muy resecas por factores variados, aguas demasiado duras, clima, o bien después de algún proceso que haya causado deshidratación. En estos casos va muy bien para mejorar la hidratación de la piel. Desde la primera aplicación se verán los resultados.
Por otra parte, si se usa en su estado puro también resulta ideal para aplicar de forma habitual en aquellas zonas con tendencia a la sequedad extrema, como pueden ser codos, rodillas, manos y pies. Personalmente, a veces la uso antes de acostarme en estas zonas más secas, y por la mañana me levanto con una piel mucho más suave y lisa.
Otro de los usos de la manteca de karité es el cuidado del cabello, para ello aplicaremos la manteca en el cabello, sobre todo en las zonas más castigadas, como las puntas, y lo dejaremos actuar un mínimo de media hora. A continuación lavamos el pelo normalmente. Comprobaréis que el cabello gana elasticidad y brillo, y al estar más hidratado, mejora la sensación de encrespamiento. Aunque, personalmente, la encuentro difícil de aplicar sobre el cabello, porque la consistencia es demasiado pastosa. Aunque tengo un truquito, luego os lo cuento.
También podéis utilizar karité en estado puro para preparar vuestros propios cosméticos en casa. Este producto es ideal para las pieles secas y las sensibles ya que no es irritante, al contrario posee efectos calmantes sobre la piel con tendencia a la irritación. Y es un remedio eficaz para minimizar las irritaciones que se producen en la nariz debidas a alergias o resfriados. Asimismo también se puede usar tras la depilación.
Su estructura algo oleosa la hace contraproducente para pieles y cabellos grasos. Asimismo, contiene una pequeña proporción de látex, que si bien no es exactamente igual que el látex procedente del caucho, sí que puede producir reacción en aquellas personas que son alérgicas a este producto. Deja una sensación algo pringosa, así que si os desagrada sentir que lleváis crema, os recomiendo que no la uséis en estado puro y optéis por algún producto que contenga una buena cantidad y se absorba con más facilidad.
Composición
ácido palmítico (2-6%)
ácido esteárico (15-25%)
ácido oleico (60-70%)
ácido linolénico (5-15%)
ácido linoleico(<1%)
Cómo aplicar la manteca de karité
Si lo que tenéis en vuestras manos es un cosmético que contiene manteca de karité, no hay dudas, siguiendo los procedimientos habituales. Sin embargo, si habéis optado por la manteca de karité en estado más puro, la cosa cambia un poco. Y es que la manteca de karité nos llega en forma de pastilla (igual que una pastilla de mantequilla, por ejemplo) y cuando la tengáis en vuestras manos observaréis que la consistencia es bastante dura e imposible de extender directamente.
Para poder aplicarla correctamente deberéis tomar un pedacito y frotarla con movimientos circulares del dedo índice hasta que con el calor se deshaga y adquiera una consistencia untuosa. A partir de ahí, aplicarla dando suaves masajes sobre el cuerpo o rostro. Si la aplicáis en exceso, podéis retirar un poco con un pañuelo de papel.
Para su uso en el cabello, un truquito es calentarla un pelín al microondas para que adquiera una consistencia más oleosa y sea más fácil de aplicar, sobre todo en melenas largas y abundantes.
Los productos naturales a menudo constituyen la base de cosméticos más elaborados y personalmente me gusta usarlos en su estado más puro, en toda su esencia. Otros productos naturales que he podido comprobar que van muy bien son el aloe vera y el aceite de coco, de los que os hablaré próximamente. Y soy totalmente fanática de los tres.
Pero si no elegís la manteca en su estado puro sí que sería recomendable fijarse bien en la composición del cosmético que vayáis a elegir, ya que es importante que tenga una buena cantidad de manteca para que surta los efectos deseados.